Un almacén es una instalación física destinada al resguardo temporal o permanente de bienes, ya sea materias primas, productos semiterminados o artículos terminados listos para su distribución. Puede ser de distintos tamaños, estructuras y niveles de automatización, dependiendo de su propósito.
Conservación del stock: Mantener los productos en buen estado, controlando temperatura, humedad, seguridad y organización.
Punto estratégico de movimiento: Servir como nodo intermedio entre el fabricante, el distribuidor y el cliente final.
El mundo de la logística no es uno solo: según el tipo de producto, el volumen de operaciones, el nivel de rotación o el modelo de negocio, existen distintos tipos de almacenes con funciones específicas. Elegir el adecuado puede marcar la diferencia en costos, eficiencia y tiempos de entrega.
A continuación, te explicamos los principales tipos de almacenes que existen y en qué casos se utilizan.
Depende de varios factores:
¿Qué tipo de producto manejas?
¿Cuánta rotación tiene tu inventario?
¿Necesitas control climático o seguridad especial?
¿Buscas ahorrar costos o mejorar la rapidez?
En muchos casos, la mejor solución es tercerizar el almacenamiento con un operador logístico (3PL) que ya tenga la infraestructura, experiencia y tecnología necesarias.